domingo, 3 de mayo de 2015

Capítuo 4.

    16-04-15. Viernes:                        
              " te espero en el bar de la esquina en media hora"

Leí el whatsapp, era de Asier, buuf. no puedo aguantar más todo esto, después de lo de ayer no me puedo creer nada de nada, aquel chico apareció de la nada, y lo último que dijo fue " si dios quiere nos volveremos a encontrar" tonterías. 
y María se coló por él según dice, como  va el país madre mía. 

llegué  al bar, aquel bar al lado de su casa, un bar al que casi nadie iba, pero estaba bien para relajarse y leer, por eso llevé un libro, iba por la página 115  y son 300.
bueno el caso es que al llegar dudé  en sentarme dentro o fuera, pero decidí decantarme por dentro, la calle estaba repleta de coches y no escucharía bien lo que el tendía que decirme.
entré y había un par de chicos jóvenes, sobre 20 o 21 años en la barra, bebiendo una tónica, estaba vacío, nadie en ninguna mesa, ni él, que casi siempre es puntual.
me senté en una mesa al fondo de todo, la música era tranquila y relajaba mucho.
a los 5 segundos apareció el camarero, que tenía manchado el uniforme de harina, y me resultó bastante gracioso, el camarero era un hombre mayor y con aspecto de gruñon, pero era bastante amable.
-¿que desea tomar señorita?
-una coca-cola con hielo, por favor.
- ahora mismo.
-gracias.
enseguida la trajo, y me puse a leer el libro, pero no pude seguir, él no venía, cogí el teléfono y miré su whas, estaba en linea.
      "¿tardas mucho en llegar? ya llevo media hora aquí."
seguí esperando en aquel bar, 5... 10... 15... minutos, y sin recibir respuesta ninguna. 
la verdad es que lo esperaría toda la vida, pero siento que está jugando conmigo, que no me quiere, pero sobretodo que no me merece, para nada. 
siento como mis pomulos se calientan y mis ojos se nublan, como mi cabeza se baja poco a poco, y a la mínima la lágrima cae.
fui al baño a relajarme. me dije a mi misma "Gema eres fuerte" y en ese momento me sonreí, casi sin fuerza.
Salí a pagar al camarero y me fui de aquel sitio, casi sin rumbo y con la cabeza a punto de explotar.
entonces fue cuando lo ví que el chico de ayer estaba allí, el rubito, a escasos metros de mí. 
Entonces corrí, y con las pocas fuerzas que quedaban heché a llorar.

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